La diferencia entre la verdad y la falsedad, entre la Luz y la Oscuridad, entre la bendición y la maldición no es tan obvia como imaginamos, es tan sutil que muchas veces llegamos a confundir una por la otra. Todo lo que representa lo bueno en este mundo, la energía de lo Divino, en su inicio comienza en separación, pero culmina en unión; en cambio, la maldad y la falsedad, siempre inician en unión, más su desenlace final es división.
La inmoralidad se disfraza con las vestimentas de la verdad, y da la apariencia engañosa de cohesión, cuando en realidad es una mera mezcolanza que hace todo uniforme, no dando lugar para la verdadera autenticidad. En esa revoltura se nublan las identidades reales, que no dejan espacio para la libre elección, elemento principal para la genuina unión. Esta fue la estrategia que la serpiente utilizó, causando que lo bueno y lo malo, la verdad y la mentira se combinen, así dificultando la habilidad de distinguir una de la otro en este mundo.
Lo moral y lo Divino se caracterizan por la capacidad de reflexión, de reconocimiento de carencia, de necesidad de complemento, de urgencia de maduración, y principalmente de compromiso. Dando el paso de una existencia inmadura y fraccionada, a una de crecimiento y desarrollo que nos va formando en seres responsable, maduros e inteligentes, capaces de crear unidad, no a partir de la equidad, si no de la armonía entre opuestos.
Esta es la bendición que Di-s visionó para la humanidad en la creación del mundo. Es el secreto del pueblo de Israel, de la entrega de la Torá y de la Tierra elegida por el Creador. Esta Tierra Santa es el lugar en la dimensión del espacio, en donde es posible revelar la Unicidad total de Di-s, al cumplir con sus mandamientos asentados en ella. Es por eso que la Torá la describe como “la tierra que emana leche y miel”, en referencia a su dulzura, que en los textos sagrados es sinónimo de unión.
Este deleite lo encontramos en la dimensión del tiempo en Shabbat, el nombre y la esencia Divina. En el interior de nuestro ser, en lo mas íntimo del alma vive esté vínculo íntegro con Di-s, siendo Uno y lo mismo.
Es por esta razón que una de las bendiciones descritas en el libro de Devarim, es que nuestros enemigos nos atacarán por siete caminos distintos pero huirán por uno solo, y una de las maldiciones descritas es que atacaremos a nuestros enemigos por un solo sendero, y saldremos por siete de ellos.
El exilio, la diáspora, es la completa segregación y la dispersión.
La peor de las maldiciones.
En cambio, la emanación y revelación Divina, la esencia de la bendición, inicia en la experiencia de ruptura y de la dispersión, y cúlmina en la unidad en congregación, en Geula (redención), la máxima de las bendiciones.