Teshuvá

Teshuvá es el regreso a una relación con Di-s, ya sea que haya pasado mucho tiempo de no haber cultivado esa comunicación, o la simple renovación y expansión de esa relación, siendo Di-s infinito, cada experiencia con El, tiene la posibilidad de ser totalmente nueva y fresca, llena de profundidad y novedad. La Teshuvá en esencia es la experiencia de Di-s, el acto de prestarme en total atención a mi Creador. Di-s siempre está disponible, no hay nada vacío de El, y su mayor interés y deseo, somos nosotros. Podríamos decir que Teshuvá y Hashem es uno y lo mismo.

La dimensión de donde viene la Teshuvá, explica el Zohar, que precede toda creación, es en donde habita la alegría, pues Teshuvá genera pureza, retorno a la cualidad inherente de nuestro ser, en dónde todo es claro y transparente, y como comenta el Talmud – no hay alegría más que cuándo se quitan las dudas. Teshuvá se traduce también como “respuesta”, la cual elimina toda desconfianza y obstrucción, es la liberación de la Luz interna que vive en estado potencial, a su manifestación en expresión, expandiendo aquel potencial en algo real y palpable, quitando las diferencias entre lo que somos y lo que hacemos. Es el brillo que nos hace reconocer nuestra verdadera identidad, pues nuestra alma y Di-s son uno mismo. El conocimiento y expresión de Di-s, es el conocimiento y expresión de quienes nosotros somos en realidad. Vivir en coherencia entre nuestra expresión y la naturaleza de nuestra alma es la verdadera felicidad.

Es solo la distorsión de la palabra, o la experiencia ajena de su esencia que puede causar que no busquemos intensamente la Teshuvá. Ese trauma que bloquea la expresión natural de nuestra alma es la que debemos sanar, evitar vivir una vida carente de su elemento principal y razón para la cuál bajamos a este mundo; Teshuvá – la relación con Di-s. No es inteligente de nuestra parte caer en el error de dejar buscar a Di-s, y de vivir con intensidad, significado e inspiración, con el pequeño pretexto de que observamos o escuchamos algo sobre el tema (¡Di-s no es un tema más!) que no nos gustó, y con eso desviar nuestro camino de vida lejos de la fuente de toda vida y placer.

Es la lucidez que trae consigo la Teshuvá en donde hay reconocimiento de nuestra alma, de nuestra raíz, de nuestra porción en Di-s y en este mundo, nuestra forma auténtica y única de iluminar este mundo. Por lo tanto, la Teshuvá causa que el alma, en su espontaneidad, se deleite en este mundo, sirviendo con júbilo a su Creador, que es la fuente de la verdadera alegría.

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