A lo que el mundo le llama aburrimiento, realmente es meditación. A lo que el mundo llama entretenimiento, realmente es distracción.
La meditación es el pensamiento consciente, el acto de dirigir la inteligencia hacia el descubrimiento de aquello que está más allá de lo obvio y de la primer apariencia. El significado de la existencia no se halla en su figura física y en el contacto con lo externo, si no en la vitalidad interna que contiene la esencia.
Este espacio de meditación solo se puede dar cuándo detenemos por un momento nuestra constante interacción y manipulación con todo lo que es superficial, la distracción constante que mantiene en estado pasivo la conciencia interna, la fuerza de nuestra alma, la cual siempre desea despertar curiosidad por el verdadero significado, por el misterio de nuestro origen y de nuestro destino, por el conocimiento sincero de nuestro Creador.
El entretenimiento es por definición, la búsqueda constante de estímulos externos que nos mantienen a salvo de entrar en estas aguas profundas, evitando a toda costa estar a solas con nuestra alma, evitando así la posibilidad que surjan preguntas obvias del significado de la vida, el compromiso y cometido que venimos a cumplir. Este constante intento de escapar a la diversión artificial, nos da una excusa para hacer caso omiso a la presencia de Di-s. En realidad, el entretenimiento es la distracción de la vida, el intento por sobrevivir manteniendo una existencia ordinaria, una vida práctica, una forma de vida “normal” según los estándares sociales.
Vivir es estar en contacto con esta fuerza interna que genera asombro, que provoca crecimiento y cambio, una constante inspiración por un encuentro íntimo con el máximo significado de estar vivos, hacerse presentes ante Di-s. La distracción constante de esta experiencia, no podría llamarse más que una elección absurda e insensata, difícil pensar en optar por la monotonía y la indiferencia. Permitir el aburrimiento es dar cabida a la posibilidad de este encuentro con nuestro ser, y al último propósito de nuestra existencia.
Esta oscuridad y caída es astuta y se disfraza con un atractivo sumamente brilloso pero muy mentiroso, y en su fin revela su falsedad. Entretenimiento es una forma sutil de disfrazar lo que realmente es, una elección por distraerse de la vida misma. La distracción se disfraza de un atractivo brilloso pero mentiroso, y en su final este revela su falsedad, su vacío.
En el mundo hay dos tipos de cosas, las que te acercan a Di-s, y las que te distraen de Di-s.
Moy Askenazi